Vida al Parque
Homo UrbanisPor Sentido Común
viernes 24 de febrero de 2006 10:42 COT
Al hombre que desde el Concejo de Bogotá arrancó de las garras de los constructores un gran sector de la ciudad, que afortunadamente hoy conocemos como PARQUE Simón Bolívar… La salida del congelador del tema expropiación Country Club de Bogotá pone nuevamente sobre el tapete la discusión sobre sus beneficios y sus inconveniencias. Por falta de documentación y de tiempo, debo ser sucinto en esta nota, pero pretendo abrir con ella un espacio de discusión en el que seguiré insistiendo en breve. Para comenzar, es de Perogrullo que un parque público que beneficiaría a un amplio sector densamente poblado, que carece de áreas verdes recreativas, deportivas y contemplativas (Cedritos), estaría mejor sintonizado con el interés general que la simple existencia pasiva de un gran pulmón verde privado (1.400 accionistas), destinado a la práctica de deportes tan elitistas como el golf, el polo o la equitación. Pero la cosa, como suele suceder siempre, no es tan sencilla. Veamos. Cuando en febrero de 2000 el Alcalde Peñalosa anunció la intención de su Administración de convertir los actuales terrenos del club en un parque metropolitano, la decisión se fundamentó en los Acuerdos 7 de 1979 y 6 de 1990, que determinaron este suelo como ‘zona verde metropolitana’; posteriormente vía POT se estableció la posibilidad de destinar los terrenos a uso público. Llovieron entonces voces de apoyo de la ciudadanía en general y críticas de todo orden, por parte de los socios y vecinos del costado sur del Country Club. Beneficios tangibles e innegables como la apertura de un gran espacio público verde para la ciudad y la descongestión vial de la carrera 15 al norte. Como oposición a la idea se adujo incluso la negativa del club de hace muchos años a aceptar como socio al padre del Alcalde, el ‘muñeco’ Peñalosa, como un motivo de retaliación personal del burgomaestre contra sus socios. Absurda tesis, típica de nustra ‘piscarria’ bogotana. Se habló también de deterioro y desvalorización en los terrenos adyacentes y de muchas otras desventajas sin importancia. Pero al finalizar Peñalosa su período, Mockus decidió bajarle fuerza a las baterías y su acción se fue por el lado del proceso conciliatorio, el cual hasta ahora está rindiendo resultados en la Administración Garzón, como es el anunciado por El Tiempo hoy. Al respecto de esta información de prensa algo ligera, considero importante enfatizar la importancia de la visión urbana a futuro de Enrique Peñalosa en su propósito de hacer de éste sector un magnífico parque, que haga parte de un gran circuito urbano. Para quienes desconocen a fondo la labor del exalcalde y aún piensan que solo le metió la mano al norte (en proyectos como la renovación de la carrera 15), deben saber que la mayor parte de la inversión pública en su alcaldía se repartió entre el programa de desmarginalización, la recuperación y generación de espacio público de alta calidad y la conformación de sectores de vivienda social servidos por infraestructura y equipamiento urbano con altos estándares, como la red de escuelas, bibliotecas, parques, ciclorutas y alamedas con que hoy cuenta Bogotá. Vale la pena darse una vueltica por el sur y el sur occidente. Ya para rematar mi comentario, con el ánimo de abrirle los ojos a muchos lectores de éste blog sobre el riesgo de que una iniciativa como la del Parque Country Club pudiera convertirse en un negociado más, me concedo licencia para hacerle un sentido homenaje al hombre que desde el Concejo de Bogotá arrancó de las garras de los constructores un gran sector de la ciudad, en el cual se pensaba construir el lucrativo megaproyecto de 140.000 viviendas irónicamente llamado ‘Ciudad Verde’, que afortunadamente hoy conocemos como PARQUE Simón Bolívar (al que pertenece la fotografía que ilustra esta nota). Para mí es motivo de especial orgullo poder pasear por allí con mis dos hijos y explicarles que toda ésa belleza es hoy posible gracias al empecinamiento en hacer primar el bien general sobre el interés particular, que caracterizó la vida pública de su abuelo. Por eso me siento en la obligación moral de seguir sus pasos.
sbado 11 de marzo de 2006, 12:15 COT
¿Al papá de Peñalosa no le decían “el bobo”?
¿Y a los distinguidos ciudadanos que se unieron para formar el hermoso parque de la 93 no los saluda? ¡Gracias a su desintersada inciativa el norte ya no necesita más espacios públicos verdes!
sbado 11 de marzo de 2006, 23:31 COT
Al papá de Peñalosa se le conoció como “El Muñeco”. Tenía alguna vez su oficina en el cuarto piso del Edificio de la SCA, frente a la plaza de toros. Fue protagonista de uno de los más sonados debates políticos de nuestra historia reciente, el de Nacho Vives contra Fadul (hoy presidente del gremio de los aseguradores) & Peñalosa, por chancucos mediante tráfico de influencias por parte del gobierno de Carlos Lleras, a quien casi tumba. Como podemos ver, las cosas no cambian, solo un poco las caras.
martes 28 de marzo de 2006, 21:21 COT
Muy interesante el post. Espero que realmente sigas tratando del tema.
Saludos, Dostiempos
mircoles 3 de enero de 2007, 11:46 COT
[…] Febrero […]
mircoles 20 de agosto de 2008, 18:48 COT
que malo no puedo cree que les interese ese tema ….y buueno que se le puede hacer a la sociedad que solo piensa en eso pues hay ma cosas importantes
jueves 21 de agosto de 2008, 00:01 COT
Dostiempos:
Gracias por su interés.
Anónima:
Si tiene algo interesante para publicar, haganoslo saber y con gusto lo estudiamos. También nos puede sugerir temas que para usted sean interesantes y que no encuentre aquí.
Cordial saludo,
Sentido Común