Presupuestos, corresponsabilidad política e indignación popular
ColumnasPor Julián Rosero Navarrete
viernes 23 de septiembre de 2011 9:20 COT
Ha causado una gran indignación la propuesta del senador Juan Manuel Corzo de constituir un “subsidio a la gasolina” para los congresistas. Quién sabe si tanta histeria popular es producto de los inocuos argumentos del legislador —pues aduce que con su salario no puede mantener los tanques de sus dos automóviles llenos— o por el personaje en sí —paladín de revivir la inmunidad parlamentaria—. Lo que sí es cierto es que la muy oportuna expresión popular, muchas veces, por escribir y hablar con las “vísceras”, se olvida de ciertos elementos importantes para abordar el debate.
En primer lugar, para el Senador y los diestros asesores de su Unidad de Trabajo Legislativo es importante que se percaten de qué se compone el salario de un senador: comienza éste con el sueldo básico, que hoy por hoy no es mayor a 6 millones de pesos. Es decir, el verdadero salario de un senador es ese. Los otros 9 millones de pesos que restan son los denominados “gastos de representación”, de donde el honorable senador no sólo puede sino que DEBE sacar para llenarles los tanques a sus automóviles. Es por ello lo inocuo de su propuesta: desde hace rato se cuenta con un rubro para que los senadores y representantes costeen su funcionamiento. Ahora, si al Senador no le alcanza, entonces que escatime algunos gastos. El presupuesto público para todos es limitado.
En segundo lugar, la indignación de casi todos es verdaderamente comprensible. Sin embargo, por mucha indignación que este tema produzca, es necesario tener el suficiente cuidado para no discutir con base en información errónea. Para comenzar está la columna de Uriel Ortiz Soto, quien menciona que el Congreso de la República les cuesta a los colombianos 4 billones de pesos anuales. ¡Es totalmente falso! El costo de funcionamiento de las dos corporaciones no sobrepasa $350.000 millones (casi 11 veces menos de lo que presume el columnista). Es más, ni siquiera es la entidad con mayores gastos de funcionamiento: le gana, obviamente, el monstruoso esperpento burocrático llamado Acción Social, cuyos gastos de funcionamiento doblan en la actualidad a los del Congreso de la República. Incluso esto no es mucho al lado de los (estos sí) más de 4 billones anuales que cuesta mantener el costoso ejército nacional para que siga luchando incesantemente contra las FARC (como durante los últimos… ¡60 años!).
Y sí, casualmente, el gasto en funcionamiento más desbordado proviene de dos importantes programas del antiguo gobierno. El Congreso de la República, a pesar de todos los escándalos, el ausentismo y demás, viene apropiando una proporción similar del presupuesto público desde hace unas dos décadas, mientras que Acción Social casi cuadruplicó su proporción en el último lustro y ni hablar el Ejército Nacional. Es decir, “presupuestalmente hablando”, ahora no hay un Congreso de la República, sino alrededor de unos 10 Congresos apropiando recursos y que a comienzos de siglo no existían.
Ahora, después de escupir las vísceras tras el descaro del senador Corzo es necesario recogerlas del piso y detectar, además de los responsables, los co-responsables. No se puede caer en la desidia metódica de criticar al mencionado senador cuando se fue uno de los electores de un gobierno que en 8 años, sin que nadie se diera cuenta, metió unos 20 Juanes Manueles Corzo por cuenta de Acción Social y el Ejército Nacional. Ni siquiera si se forma parte de los mal contados 13 millones de colombianos que con su abstención electoral permiten que 60.000 holgazanes pongan a alguien como Corzo en el Legislativo.
Por tanto, no sólo hay que rasgarse las vestiduras como Elcides Olaznog en su columna de opinión, sino que también es necesario darse cuenta de algo que ya no resulta tan agradable: hay miles e incluso millones de co-responsables de que este tipo de cosas permanezcan así. Los políticos ya no se eligen solos y, a pesar de existir todavía fraude electoral y de algunas estructuras armadas ilegales influyendo y demás, el abstencionismo y la falta de cultura política de la gran mayoría son las razones principales del fenómeno Corzo en Colombia.
Finalmente, en octubre, acuérdese no sólo de Corzo ni de los pulpos burocráticos que hay en Colombia; mucho menos del 10% que le descuentan en la matrícula por votar; acuérdese de que en las manos de todos está el correcto manejo y uso de los recursos. ¡Las anacrónicas teorías de la dominación dejémoslas, conmemorablemente, a los marxistas de comienzos de siglo XX!
viernes 23 de septiembre de 2011, 14:54 COT
Hola Julián
me parece claro el tema del abstencionismo, pero no creo que un trabajo como el de Acción Social sea en vano y que por lo tanto sea cuestionable la INVERSIÓN que se hace en este departamento, cuya misión es ¨Movilizar a Colombia para superar la pobreza extrema, avanzar en la reconciliación y liderar la agenda de cooperación internacional del país.¨
Creo que Acción Social esta dando GRANDES PASOS en dejar el asistencialismo atras como las estrategia UNIDOS http://www.accionsocial.gov.co/Superacion_Pobreza/Unidos.aspx o la red UNETE http://www.colombiaenaccion.gov.co/ pero SOBRE TODO apoyar a quienes (a diferencia de nosotros) no tienen como vivir.
Para mi cualquier acción que conlleve a cerrar la brecha entre los que tienen mucho y los que no tienen nada merece todo el presupuesto de un país, no podemos ser un país que crece a buenas tazas y tener una brecha de desigualdad que aumenta, esto quiere decir que solo los ricos se benefician de la bonanza económica, y que aun así quieren mas para poder tanquear sus carros.
mi invitación es a que analicemos en detalle (nosotros que ni ricos ni pobres somos) cual es la labor de Acción Social y como potenciarla para que la brecha se cierre mas rapidamente, así requiera de más presupuesto, porque ese dinero no se esta GASTANDO en gasolina, se esta INVIRTIENDO en VIDAS.
sbado 24 de septiembre de 2011, 21:48 COT
[…] a threat, blackmail, or a complaint; while Julián Rosero Navarrete, who has worked in Congress, supports [es] the general outrage but warns against discussing the issue based on erroneous information, and […]
martes 27 de septiembre de 2011, 11:19 COT
Ricardo,
Igual la discusión quizá no versa sobre efectividad. Como verá, el Congreso de la República, a pesar de los escándalos que tiene, igual cumple su función en el plano legislativo. De la misma manera, me imagino que Acción Social también hará algo de lo suyo …
Sin embargo, lo que bosquejo es lo costoso que se volvió la sola infraestructura para, como ud dice, “Movilizar a Colombia para superar la pobreza extrema, avanzar en la reconciliación y liderar la agenda de cooperación internacional del país”. ¿Cómo es posible que Acción Social haya triplicado sus apropiaciones en funcionamiento un año antes de las elecciones de 2011? Pasó de 90.000 millones en 2008 a 300.00 millones en 2009 … ¿qué pasó? ¿se requiero de repente (y precisamente en periodo pre-electoral) más funcionarios para “movilizar a Colombia para superar la pobreza extrema, avanzar en la reconciliación y liderar la agenda de cooperación internacional del país”?
Ese es el punto … en otra ocasión, escribiré algo para discutir si fue efectivo o no todo ese gasto. Por ahora, viendo la nueva línea de pobreza (los famosos $190.000) y que Colombia sigue en el penoso segundo puesto de desigualdad en el continente (el mismo desde una o dos décadas), podría uno considerar ya un punto para comenzar la disertación …