Holanda ganó pero Uruguay no perdió
Estancias > Primera planaPor Marsares
mircoles 7 de julio de 2010 21:46 COT
Debe reconocerse que ganó el mejor, que quiere decir, el más eficaz. Pero también se merece su cuota de incienso la celeste, que perdió, es cierto, pero batallando, en unos minutos memorables donde hubiera podido torcerse el destino, pero los dioses fueron esquivos, no sólo para infortunio de Uruguay, sino también de América Latina que aplaudió, apretó los dientes, gozó y sufrió en espera de la terca victoria.
Muchas cosas para recordar de este partido. A grandes rasgos, la simpleza del fútbol holandés, que sin alcanzar el brillo de antaño, se mostró como un ariete demoledor. Al principio, prudente, por los pergaminos del adversario, pero luego, advertido de su desorden, empezando por las malas entregas que les servían en bandeja de plata las oportunidades, decidió incursionar en predio ajeno, aunque sin mayor fortuna.
Viene un instante que abisma por la belleza de su composición. El equilibrio perfecto en el que la trayectoria, la velocidad y la distancia se unen a una estirada magnífica que rinde pleitesía al balón imposible de detener. Un disparo desde 35 metros realizado por un veterano, Van Bronckhorst, fulmina la valla uruguaya para comenzar a escribir la historia de un partido en el que un grande quiere reivindicar las dos finales perdidas. Una cita con el futuro.
Pero Uruguay tiene el alma que les hizo falta a los brasileños. Sin la técnica de antaño, pero con el corazón de siempre, espantan la desesperanza. Sylvia Plath dijo alguna vez que “morir es un arte como cualquier otra cosa” y los charrúas lo demostraron en este partido, con un prólogo que emocionó a propios y extraños. Un Forlán, cuya padre, Pablo, padeció la eliminación de 1974 a manos de la Holanda de Cruyft, equilibra el recuerdo con un disparo similar al de Van Bronckhorst, más corto, más ligero, pero igualmente demoledor por su significado. Uruguay dijo presente, y empató el partido.
Segundas partes nunca fueron buenas, dicen los perdedores, aunque a veces la fortuna se endereza a punta de corazón. A eso le apuesta Uruguay pero Holanda tiene las mejores cartas, Robben y Sneijder, para la baza ganadora que desequilibra las cuentas. La Celeste quiere pero no puede. Desde los primeros minutos del segundo tiempo es arrollada por la mancha naranja que se extiende como una epidemia y los contagia de desconcierto.
Salidas fulminantes por las bandas, tiros cruzados que apenas ven pasar los hombres de azul, que amontonados presienten el desastre, y a trompicones logran sobreaguar la tempestad, pero no hay nada que hacer. Valeroso el gesto, pero un huracán no se le detiene con coraje. El balón es holandés y se lo llevan por la derecha, lo pasan con precisión, abren la cancha, la izquierda mortífera y Sneijder que la manda rasante para desequilibrar de nuevo el partido. Falta el de Robben, y Kuyt se lo sirve con un pase perfecto que cabecea con la precisión de un ingeniero. Curioso. Dos desheredados del Real Madrid por no tener cabida con la llegada de Kaka y Cristiano Ronaldo, son figuras de este mundial y nunca se sabe, pueden llegar a ser los sepultureros de España.
Uruguay mira el reloj. Apenas 13 minutos para enderezar el barco que la tormenta lleva a su antojo al acantilado. Tarea que se antoja imposible pero quién los convence. Al filo de la navaja, sin Robben ni Forlán en el campo, jubilados por sus técnicos, Maximiliano Pereira sorprende a todos con un gol que se coloca en la yugular holandesa. El “Loco” Abreu instala sus bártulos en el área y en una carrera desenfrenada contra el destino, pone a danzar el balón ante el desespero holandés que suplica por el pitazo final.
Nuestro último representante se devuelve a casa, dejando en la retina de los latinoamericanos esos destellos de gloria que diluyen las carencias que sólo pueden ser remediadas con milagros y Sudáfrica no es tierra de promisión. Un aplauso para la Celeste que hoy abre las ventanas, sacude los tapices, quita el polvo de los cuadros, barre los corredores, para que el viento fresco entre a la casona señorial. La vida regresa con los nuevos moradores. Es tiempo de siembra.
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Incidencias: partido de las semifinales disputado en el estadio Green Point, de Ciudad del Cabo ante 62.468 espectadores.
Uruguay
Fernando Muslera; Maximiliano Pereira, Mauricio Victorino, Diego Godín, Martín Cáceres; Diego Pérez, Walter Gargano, Egidio Arévalo Ríos, Álvaro Pereira (m.78: Sebastián Abreu); Edinson Cavani y Diego Forlán (m.84: Sebastián Fernández).Seleccionador: Oscar Washington Tabárez.
Holanda
Maarten Stekelenburg; Khalid Boulahrouz, John Heitinga, Joris Mathijsen, Giovanni Van Bronckhorst; Mark Van Bommel, Demy de Zeeuw (m.46: Rafel Van Der Vaart); Arjen Robben (m.90: Eljero Elia), Wesley Sneijder, Dirk Kuyt; y Robin Van Persie. Seleccionador: Bert Van Marwijk.
Goles: Giovanni Van Bronckhorst (m.18); Diego Forlán (m.41) Wesley Sneijder (m.70); Robben (m.73); Maximiliano Pereira (m.92).
Árbitro: Ravshan Irmatov, de Uzbekistán, amonestó a M. Pereira, M. Cáceres, Sneijder, Boulahrouz y Van Bommel.
jueves 21 de julio de 2011, 16:48 COT
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