Restaurante Casa de Nariño
Artículo destacadoPor Sentido Común
sbado 25 de octubre de 2008 14:17 COT
Almuerzo ejecutivo. Atendido por su propietario.
Ambiente familiar y distinguido.
Aperitivo: coctel bomba
El viernes 7 de febrero de 2003, dos viejos amigos se encontraban departiendo alegremente durante una cena de negocios en el Club El Nogal, cuando a eso de las 8 de la noche una poderosa bomba hizo explosión en el parqueadero. Treinta y seis muertos y más de doscientos heridos fue el saldo del horrendo atentado, en cuya lista de heridos quedaron registrados los nombres de estos dos abogados, María del Pilar Hurtado y Edmundo del Castillo, los mismos que cinco años más tarde reaparecerían en las noticias, en circunstancias comprometedoras de distinta índole.
Hurtado y Del Castillo han desarrollado siempre su actividad profesional en el sector público, bien como asesores externos o desempeñándose en cargos de alguna importancia. Para lograrlo, han puesto en funcionamiento las consabidas y necesarias “palancas”, dentro de un círculo de amistades en el que los favores se entretejen hábilmente. Sus caminos laborales se han cruzado varias veces, como sucedió en el IDU, en Presidencia o en el DAS.
Luego de su paso por la Secretaría General del Departamento Administrativo de la Presidencia de la República, en calidad de asesora externa, María del Pilar Hurtado entra a ocupar la subdirección del DAS, y tras la renuncia de Andrés Peñate, es nombrada por el presidente como Directora de esa entidad el 22 de agosto de 2007. Veinte días más tarde, su amigo Edmundo del Castillo se habrá posesionado como Secretario Jurídico de la Presidencia, tras un largo camino como consultor de entidades públicas. En un gobierno como el de Uribe, ocupar un cargo de alta responsabilidad es pararse justo en el ojo del huracán. Y estos dos funcionarios no harán la excepción.
Entrada: muelas de alacrán en salsa agridulce
La primera papa caliente le estalla a Del Castillo antes de cumplir el primer año en su cargo. Por informaciones periodísticas, se descubre que el Secretario Jurídico de Presidencia ha realizado, al amparo de una instrucción presidencial, reuniones en Palacio con emisarios de alias Don Berna, quienes entran al garaje del edificio como Pedro por su casa, para aportarle al Ejecutivo supuestos elementos que le permitan enfrentarse exitosamente con la Corte Suprema de Justicia, en el famoso “choque de trenes” que viven las instituciones. Del Castillo ha recibido videos y grabaciones que prueban el acercamiento de representantes de la Corte con abogados de paras, quienes buscan colaborar con la justicia a cambio de beneficios.
Descubierto el grave hecho, sucede lo de siempre: “tapen, tapen, que aquí no pasó nada”. Uribe sale a los medios a mostrar un video del ingreso del ‘paraco-móvil’ al parqueadero privado de la sede presidencial, con lo que pretende desvirtuar el carácter clandestino del hecho, como si acaso las cámaras no lo grabaran todo, y cuando es conocida por muchos la alta seguridad que existe para el ingreso a la Casa de Nariño, como debe ser.
Del Castillo, por su parte, explica que no ha hecho entrega a la Fiscalía de la información recibida por cuanto no hay certeza de la identidad de quienes participan en las grabaciones y videos, y que ha preferido confirmarla (tarea que es propia de la Fiscalía), para lo cual pedirá las pruebas del caso al DAS, entidad a la que solicitará igualmente se investiguen los hechos. Un despropósito desde todo punto de vista el ocultamiento y manipulación de la prueba, máxime cuando previamente hemos conocido la cercanía entre investigado e investigadora.
Plato del día: Guerra fría a la criolla
Menos de dos meses después, el turno de la papa caliente es para María del Pilar. Un reconocido senador de la oposición pone al descubierto que él y su movimiento político están siendo asediados por los sabuesos del DAS, ante una orden superior de investigar cualquier relación suya con situaciones o personas al margen de la ley. Como en los mejores tiempos del macartismo.
Cuando el pasado martes, ante la Comisión Primera del Senado, el parlamentario por el Polo Democrático Alternativo, Gustavo Petro, denuncia con pruebas irrefutables que desde agosto pasado existe en el DAS, principal organismo de inteligencia del Estado colombiano, una orden expresa para llevar a cabo un cuidadoso seguimiento a él y a otros dirigentes de su movimiento, la opinión pública queda expectante sobre la respuesta que dará el Gobierno a tremenda acusación.
Acosada por los medios, la directora del DAS, María del Pilar Hurtado Afanador, informa el miércoles al país que su subalterno, Jaime Fernando Ovalle, funcionario con casi dieciocho años de trayectoria en dicha entidad, ha sido “relevado del cargo de Coordinador de Asuntos de Inteligencia Política y Social”, que el hecho denunciado por Petro será investigado exhaustivamente hasta las últimas consecuencias, y que asume su responsabilidad política como Directora del organismo.
Una responsabilidad política como la admitida por la Directora del DAS resulta inocua por su vago significado, pero disminuye el ruido del escándalo y forma parte de la costumbre patria de diluir las culpas entre chivos expiatorios, sin que se toque a los poderosos. En un gobierno serio, el simple hecho de no estar enterada de lo que sucedía, hubiese sido motivo suficiente para destituir a Hurtado, pero Uribe consideró menos nocivo para sus propios intereses la “salida honrosa” de la renuncia. Pero ¿qué y quién está detrás de todo esto? Fácil de suponer, difícil de comprobar.
Principio: Raíces en vinagre, para la memoria
El Departamento Administrativo de Seguridad, DAS, fue creado en 1953 por el entonces presidente Gustavo Rojas Pinilla, como un órgano adscrito a la Presidencia, para que velara por la seguridad del Estado, llevando a cabo labores de inteligencia y espionaje, propias de los cuerpos secretos. Como parte de su esfuerzo por pacificar el país, Rojas redondeaba así su reestructuración del tema de Seguridad Nacional, luego de adscribir la Policía Nacional al Ministerio de Guerra (hoy de Defensa), el cual tenía su propio organismo de inteligencia, el F-2 (hoy Dijin), que luego pasó a la Policía. Con ello lograba dar fin a la politización que suponía el que una fuerza armada dependiera del Ministerio de Gobierno (hoy Interior y Justicia).
Con los años, el DAS se convirtió en la organización que hoy conocemos, dedicada a menesteres particulares del gobierno de turno, en buena parte y entendiblemente, ante la necesidad de defenderse de los azarosos sucesos protagonizados contra gobiernos que reprimieron muy duramente la protesta y la oposición, como fueron los de Carlos Lleras Restrepo, Alfonso López Michelsen y Julio César Turbay Ayala, curiosamente todos liberales. Estos presidentes se valieron del organismo secreto para desmontar “amenazas” de tipo político que se montaban en su contra desde “la clandestinidad”. Es así como se hizo inteligencia oficial para impedir o frenar el auge de movimientos políticos legítimos, pero contrarios a la hegemonía bipartidista colombiana, como la ANAPO, el MOIR, el Partido Comunista o la UP.
Para acompañar: tomates verdes fritos
En un régimen como el actual, caracterizado por su intolerancia a la crítica, obviamente la historia se repetirá. Muy pronto, desde el primer período de gobierno del actual presidente de Colombia, los manejos oscuros del órgano secreto saltan a la primera página de las noticias. Las graves denuncias de infiltración paramilitar en la entidad son confirmadas por el desarrollo de los hechos. Tras el empecinado respaldo de Álvaro Uribe a Jorge Noguera, su primer director del DAS, a quien privilegia nombrándole Cónsul en Milán, vendrán su renuncia, judicialización y encarcelamiento, producto del remolino de la parapolítica. Curiosamente, dicho proceso ha sido investigado, denunciado y sostenido hábilmente por el senador Gustavo Petro, del PDA, sobre quien recae ahora la orden de vigilancia, dirigida básicamente a escudriñar supuestos motivos de desprestigio político y, de paso, a identificar posibles testigos contra el Gobierno en esa piedra en el zapato que constituye para éste la parapolítica.
Por intermedio de sus escuderos, y como parte de la conocida estrategia de atacar a quien lo cuestiona, Uribe da inicio al proceso de la Farcopolítica . Usando la malicia indígena que nos queda, entendemos que con la orden, el gobierno se ha querido apoyar en el DAS para armar y surtir un prontuario que enlode al Polo con su propia medicina. Desde ya podría hablarse del Departamento Administrativo de Seguridad Democrática, DASD.
Con la bandera de la Seguridad Democrática por delante, el discurso del presidente Uribe se ha caracterizado por su intransigencia frente a las voces y opiniones que le son contrarias. En tal sentido, el mandatario ha llegado al extremo de tildar de terroristas de civil a los ex integrantes del M-19 que no comparten su política, la Seguridad Democrática. Porque a quienes sí lo hacen, el gobernante los clasifica como buenos.
Postre: miel me sabe
De tumbo en tumbo, Álvaro Uribe sigue gobernando campantemente, porque la gente sigue creyendo en su honestidad, pese a lo que ven sus ojos y escuchan sus oídos. Hace y deshace sin ningún escrúpulo, amparado en una popularidad sin precedentes, a decir verdad, más virtual que real, basada principalmente en las ayuditas de José Obdulio, y en el bombo a las encuestas superficiales de los medios de comunicación.
Las personas que aún creen en la pulcritud del Gobierno Uribe deben estar dormidas, sonámbulas, hipnotizadas o todas las anteriores. La caída de María del Pilar Hurtado de su silla en el DAS, que fácilmente podría ser para arriba, es buena prueba de la utilización por parte del alto gobierno de fusibles humanos para aislar el corto circuito que sufre la gobernabilidad.
Quien hoy funge de heroína por el hecho, en verdad no muy corriente, pero para el caso inevitable, de haber renunciado a una insostenible posición dentro del gobierno, apenas obedece y obedeció órdenes precisas, provenientes del mismo lado oscuro de donde salió aquella de buscarle el quiebre a Petro y compañía. O que alguien me cuente cómo diablos hizo la señora directora para desconocer semejante misión secreta, impartida nacionalmente en memorandos a todos los Directores seccionales desde el 29 de agosto pasado. Ese cuento no se lo cree ni el mismísimo Ripley.
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Ahora bien, por encima de la discusión de si el DAS debe o no ser utilizado por los presidentes para sus propios fines políticos, lo cómico de todo esto es que, en un órgano estatal de alta seguridad e inteligencia, donde hay temas tan secretos que ni la propia directora conoce, se filtre la información confidencial, como si se tratara de un anuncio de cartelera. Tres memorandos en poder del sagaz senador Petro, principal “enemigo” del gobierno, así lo demuestran. En poder suyo, un documento de este tenor es una bomba. Pero no de las que usan los terroristas de izquierda o de derecha, sino una bomba política. Hay una guerra fría entre derecha e izquierda y el objetivo militar se llama poder. Y como en cualquier guerra que se respete, todo vale. Pero de cualquier forma, “si usted o cualquiera de los suyos es detenido o muerto, nuestro gobierno negará cualquier conocimiento del caso”.
jueves 30 de octubre de 2008, 14:36 COT
La politica es un asco, y una caldera de solamente sangre en su interior, es la peor de las cloacas que al destaparse provoca el estupor generalizado, aca en mexico, es exactamente igual, la impunidad, la prepotencia, el abuso de autoridad, la complicidad con el criminal, el narcotraficante, el asesino y el fraudulento, sin embargo nuestras naciones siguen siendo hermosas, un saludo desde Mexico
viernes 31 de octubre de 2008, 08:42 COT
Ya lo dice el encabezado de cierto blog: “La guerra es el arte de destruir hombres, la política el de engañarlos. D”Alembert.” http://blogotadc.blogspot.com/
La razón de la política, como de la democracia, es la gente, nosotros todos. Al ver tanta podredumbre, nos convertimos en críticos individuales del sistema, pero a la hora de la verdad actuamos como masa cuando llega el moemnto de elegir. El voto, cualquiera que sea, valida la existencia de los políticos, quienes en su mayoría son corrompidos por el poder y favorecen intereses muy personales.
Saludo grande desde Colombia.
Lo alentador es la parte final de su comentario. Por encima de la política y de los políticos, nuestros países son hermosos.
jueves 14 de mayo de 2009, 04:02 COT
[…] a la "Casa de Nari", el intento de volver a Jorge Noguera embajador de Milán, las "chuzadas", entre otras, hacen ver a La Catedral como un chascarrillo abusivo de “inocentes”. Y ni […]