HIPERBARRIO se vincula a celebrar el Día Internacional de la Mujer
Bloguiverso > Especial Día Internacional de la Mujer 2011 Por: Lully9 de Marzo de 2011
Autora del Blog: Reflexiones al desnudo. Twitter:@lullyp
Colombia - Cargada el 06.09.2017 21:58:04 COT
9 de Marzo de 2011
Autora del Blog: Reflexiones al desnudo. Twitter:@lullyp
7 de Marzo de 2011
Aunque la participación actual de la mujer en las altas esferas de las instituciones colombianas es un hecho cotidiano, debido al aumento de la actividad femenina en todas las áreas de la vida política nacional, e incluso, obligatorio, en virtud a una ley que establece que haya paridad de género en la cantidad de personas en ejercicio de los cargos públicos que son por nombramiento, este es apenas el resultado lógico y merecido de un largo proceso que se inició en el nacimiento mismo de la república, y que ha tenido tres etapas bien diferenciadas.
6 de Marzo de 2011
Autora del Blog: Reflexiones al desnudo. Twitter:@lullyp
Foto: 😉 AranZazu (vía Flickr, licencia CC-BY)
Aunque la mujer debe ser reconocida y valorada en cada momento de la existencia, y ella a su vez tener conciencia del valor que tiene dentro de todo ámbito social, equinoXio ha decidido recordar que el 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer con su tradicional especial en su honor. Es así como deseamos compartir con ustedes, amables lectoras y lectores, en esta celebración tan universal, varias entregas que van desde hoy hasta el martes.
Sean todos cordialmente bienvenidas y bienvenidos a recorrer las diferentes ópticas acerca de este tema que ha inspirado a varios de los colaboradores de esta casa virtual.
6 de Marzo de 2011
Como es usual en quien escribe, cada tema que toque estará de alguna manera relacionado o atravesado por el velo del cómic y en estas fechas de homenaje bien merecido al sexo bello, pues era menester poner mi característico aporte.
El siguiente es un listado muy personal de las que a mi parecer han sido las actrices definitivas en roles de Cínec (adaptación de cómic al cine) o en series de televisión… queda en manos del lector establecer sus propios gustos y quejarse o coincidir cuando hagan sus comentarios:
Linda Carter (Wonder Woman): podría decir sin temor a equivocarme que es sin lugar a dudas la más recordada y admirada de las mujeres encarnando a una heroína, y también sospecho que ha sido tal su peso en este personaje lo que ha impedido que se lleve al cine la historia de la mujer maravilla… para mí la hubieran mantenido en hielo porque esta asociación es tremendamente fuerte en el imaginario popular: Linda Carter es y será siempre Wonder Woman.
6 de Marzo de 2011
Como un homenaje a la mujer en su día (8 de marzo de 2011), quiero transcribir unas pocas líneas de este bello himno del sabio jesuita Pierre Teilhard de Chardin, quizás el místico más profundo del siglo XX. No añadiré ningún comentario, para que todos y todas saboreemos este maravilloso poema, escrito en medio del horror y el espanto de la primera guerra mundial:
“Yo aparecí desde el origen del mundo…
Todo el universo se realiza por unión y fecundación, por reunión de elementos que se buscan y se funden de dos en dos, y renacen en una tercera cosa…
Yo soy el lado conjuntivo de los seres, yo el perfume que los hace encontrarse y los arrebata libremente, apasionadamente, por el camino de su unificación…
Yo soy el esencial femenino…
El hombre, síntesis de la naturaleza, hace muchas cosas con el fuego que arde en su corazón. Acumula el poder, persigue la gloria, crea la belleza, se consagra a la ciencia. Y muchas veces no es capaz de advertir que, bajo formas tan diversas, es siempre la misma pasión la que lo anima —depurada, transformada, viviente—: la atracción femenina.
Cuando el hombre se enamora de una mujer, se imagina ante todo que su amor se dirige tan solo a un individuo como él, al que envuelve en su poder y asocia libremente…
Bien pronto, sin embargo, tiene que admirarse de la violencia que se desencadena en él ante mi proximidad… Pensaba no encontrar junto a sí más que una compañera, y advierte que en mi toca la gran fuerza secreta, la misteriosa latencia, sobrevenida bajo aquella forma para llevárselo.
Quien me ha encontrado se halla en el umbral de todas las cosas… Yo me prolongo en el alma del mundo; o, mejor, yo soy la atracción de la presencia universal y su innumerable sonrisa.
Yo soy el acceso al corazón de la creación —la puerta de la tierra—, la iniciación…
Quien me alcanza, se entrega y es poseído por el universo.
En el mundo regenerado, yo he continuado siendo, como desde mi nacimiento, el llamamiento a la unión con el universo, el atractivo del mundo sobre un rostro humano.
Yo seduzco siempre, pero hacia la luz. Yo sigo arrastrando, pero en la libertad. Yo soy la sombra maternal que se inclina sobre la cuna, y la forma radiante que adoptan los sueños de la juventud, y la aspiración fundamental que atraviesa el corazón como un poder indiscutido y extraño, la huella, en el ser individual, del eje de la vida…
Yo soy la belleza inmarcesible de los tiempos por venir, el ideal femenino.
Yo soy el eterno femenino”.
6 de Marzo de 2011
Hablemos de mujeres…
Hablemos de cómo han parido una buena parte de la historia de nuestra América; hablemos de ellas: las silenciosas madres, las esposas y compañeras, las hermanas y amigas, las invencibles, las indomables, hablemos de ellas… nuestras mujeres.
Qué sería de nosotros sin ustedes…
"…Cuando somos jóvenes lamentamos no tener una mujer, cuando nos hacemos viejos lamentamos no tener a la mujer…"
Cesare Pavese
(1908-1950)
Poeta y novelista italiano
Ser mujer en los tiempos que corren requiere no solo una cuota adicional de valor y coraje: requiere, además, una cuota de autosacrificio; autosacrificio y humildad, una cuota de solidaridad, una cuota de entrega.
La lucha de las mujeres por la igualdad de género ha sido una lucha que ha estado trenzada en nuestra propia historia. A lo largo de los años, ha estado impresa en todas las demás luchas que ha visto este continente… este mundo. En todas las luchas que ha conocido la civilización humana las mujeres han estado ahí… luchando por avanzar, por liberarse y crecer.
6 de Marzo de 2011
No era un día ordinario. Ya había olvidado la última vez en la que el cielo había estado tan gris, que pareciera el fin del mundo que siempre nos pintaban nuestras abuelas, la biblia, e incluso, alguna caricatura japonesa. Aún no eran las tres de la tarde, pero parecía que el sol se apagaba gradualmente… sólo se veían algunos rayos a través de las horribles nubes grisáceas, más bien negras.
Mi perro no paraba de ladrar y correr por toda la casa. Ese extraño sentido que tienen cuando algo malo va a suceder estaba activo. La sensación que me causaba el ambiente, y el inesperado ataque de esquizofrenia de mi perro, me hizo recordar aquel cuento de García Márquez en el que se presentía que algo malo iba a pasar, y al final…
Traté de estar tranquila. Encendí el televisor y las imágenes de los 99 canales estaban estáticas; era gracioso y escalofriante al tiempo. En la radio no se escuchaba nada, ninguna emisora estaba en funcionamiento. Pero lo peor fue cuando entré a internet y no encontré a nadie.
Tal vez el encierro me estaba ahogando lo suficiente como para pensar en el fin del mundo. Le puse el collar a mi perro e intentó morderme; era la primera vez que lo hacía, pues nunca había sido grosero, menos conmigo. Resultó imposible sacarlo, así que salí de mi casa sola.
En la calle hacía un frio casi insoportable. Una brisa muy fina empapaba la carretera y los andenes. El mundo se había, quizá literalmente, esfumado de la tierra. Por un segundo me sentí el único ser en el planeta.
Me dirigí al lugar que había sido mi escape del mundo los últimos días. El nuevo parque lineal del río, al que van los punkeros a tomar frutiñazo, fumar hierba y distorsionar el aire con su espantoso ruido; pero también van las parejas que quieren tener un poco de privacidad, y el mejor lugar que encuentran es un parque público recién construido en la intersección de una vía principal. También lo frecuentan niños, ancianos, skaters, policías, uno que otro atracador, los alcohólicos, quienes lo sienten tan suyo como el anterior parque que incluso era denominado “El parque de los alcohólicos”, y, por supuesto, su visitante más fiel, yo.
El lugar estaba solitario. Siempre me había parecido el campo de los Teletubbies, y tuve un temor escalofriante de sólo pensar que una de esas horribles criaturas podría salir de la nada corriendo detrás de mí y gritando "¡Ab'azo!" No había punkeros, niños, policías, ancianos, parejas… ni siquiera alguien con apariencia de estar esperando para hacerse lo del día. No se escuchaba el canto de los pájaros, ni el ruido de los carros, ni el, ya común, eco de la Plaza de Mercado.
Era un día apocalíptico, sin duda. El río, que parte el parque por la mitad, parecía congelado en el tiempo. No se veía ni se escuchaba correr, pero no estaba seco: el agua seguía ahí, como represada en el aire, estática por el efecto de la nada.
Me senté en la grama, mojada por la brisa y encendí un cigarrillo. Las dos primeras bocanadas me causaron un mareo sumamente satisfactorio. Sentí el humo entrar hasta mis pulmones y, después de unos segundos, salir lentamente. Era tan extraño escuchar tan sólo el rugido del cielo y confundir su color con el humo de mi cigarrillo.
El universo estaba en reposo total. Mi reloj se había detenido, marcaba las tres y cuarto. Cerré los ojos por un momento y sentí desaparecer con el resto del mundo. No se cuanto tiempo pasó: minutos, horas, quizá días… Cuando abrí los ojos la luz me cegó por un momento, luego pude ver con claridad. Me encontraba en un cuarto estrecho, de paredes completamente blancas y acolchonadas; no tenía ventanas y sólo una estrecha puerta que no logré abrir.
En una de las paredes había una foto del parque lineal, el mismo lugar en que tuve contacto con el aire libre antes de despertar en este encierro, sin ninguna explicación. Un texto la acompañaba y más abajo una foto mía. Sólo recuerdo la frase “Cementerio Lineal” y mi foto al lado de decenas de cadáveres de niños, ancianos, skaters, punkeros, alcohólicos e incluso policías; no puedo recordar nada más.
Ayer hablé con mi mamá. Dice que llevo dos años acá, pero que ya me estoy poniendo bien. También me dijo que todos los días me visita y me cuenta la historia. No entiendo nada, aún no sé que hago acá, sólo se que deseo volver a sentir el aire del parque y relajarme bajo la sombra de un árbol fumando un cigarrillo.
A esa mujer melancólica y triste que recorre el mundo en soledad y empapa sus pasos con lágrimas; a esa mujer que disfruta la vida, que ríe de ella, ríe del mundo y ríe de todo, y cuando muera, en su tumba, se esbozará una sonrisa; a esa mujer trabajadora, que labra la tierra con manos de hombre y corazón de madre, poniendo todo su amor en una semilla que germinará una nueva vida.
Hoy escribo a esa mujer que busca incesantemente el amor de un hombre; a esa mujer que tropieza, a esa mujer que cae y a esa mujer que se levanta; escribo a la mujer que ama sin condición, que llora sin consuelo, que sufre injustamente… que siente…
Hoy escribo, como siempre, a la mujer que amo… y también a la que quiero, a la que extraño, a la que espero, a la que pienso, a la que me parió, a la que me escucha, a la que me habla, a la que me sonríe, a la que me mira…
Hoy escribo a mi madre, a mi novia, a mi amiga, a mi abuela, a la desconocida…
Hoy, escribo sólo para ti, mujer…
6 de Marzo de 2011
Por Magda Liliana Escobar
La inteligencia femenina, el instinto y la capacidad para adaptarse a cada situación son honradas cada año en celebraciones que apenas nos recuerdan parte del gran valor de la mujer. Es por esto que las manifestaciones femeninas en el diario vivir toman gran importancia y nos muestran la necesidad de que cada una de nosotras busque y encuentre su esencia, para fortalecer el crecimiento y evolución del mundo.
Pero esta indagación personal se ve torpedeada a diario con las imposiciones que otros o que nosotras mismas nos ponemos frente a lo que las mujeres “debemos” hacer y “cómo” debemos hacerlo. La lucha en contra de lo que consideramos convencional y equivocado nos ha convertido en esclavas de los mismos preceptos que creemos poco válidos. En ocasiones, nos enfocamos en demostrar el valor real de la feminidad en el mundo a quienes menosprecian el rol de la mujer en la sociedad. Ese actuar, y lo que conlleva tomar el tiempo de ver al otro y conocerlo para enseñarle lo que podemos hacer, nos desvía de quienes realmente nos van a dar nuestro espacio y nuestro valor: nosotras mismas. Buscamos responder a lo que nos exigen, pero no tenemos en cuenta que estas exigencias son ajenas a nosotras y las hacen quienes no nos conocen, o quienes solo han visto parte de lo que somos.
Muchas mujeres hemos pasado años explorando posibilidades de acción o pensamiento para que otros nos den nuestro lugar, para que alguien más nos reconozca. Pero hemos olvidado que es en nosotras mismas donde encontramos el valor real a nuestros aciertos. Nadie más conoce el camino que hemos recorrido para llegar al punto en el que estamos, ni ningún otro ser sabe lo que verdaderamente nos falta para alcanzar eso que deseamos hacer o saber. Somos nosotras las que conocemos la ruta y sabemos claramente por dónde seguir o cuándo parar, pero a veces no nos escuchamos.
Las batallas en contra de lo externo han carcomido el trabajo interno. Nos hemos dejado seducir por el baile de la poca conciencia, de la enajenación, del dolor de no lograr ser lo que los demás esperan de nosotras.
La lucha por tener un sitio digno de nuestra condición como seres únicos y casi mágicos está liderada por mujeres sencillas y sin pretensiones, que cada día toman sus experiencias y acumulan saberes para compartirlas son su propio YO, con su consejera espiritual, con su maestra, en resumen, con ella misma. Mujeres que, sabiendo las responsabilidades que tienen y que han escogido, no olvidan que cuando encuentran en su propio ser brillan las verdaderas respuestas a sus inquietudes diarias y se convierten en los faros que alumbran el camino de muchos. Toman un lugar de trascendencia en dondequiera que estén y hallan en su esencia la clave de la verdadera lucha femenina, la que no es afuera con el mundo exterior, sino la interna, la que la llevará a encontrarse con verdaderos tesoros llenos de valía, que trascenderán por mucho tiempo.
6 de Marzo de 2011
Creí que era una princesa y no me equivoqué. Beatriz es del tipo de princesas que escasean en esta sociedad mal jerarquizada donde rubias plásticas ocupan la monarquía de la fama musical. Donde mujeres estiradas, con títulos obtenidos con la potestad de no sé quién, gobiernan naciones dizque modernas con el absurdo rótulo de reina.
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