Compartiendo el dolor de dos bombardeos atómicos mediante la poesía
Estancias > Hibakusha ProjectPor Mainichi Shimbun
martes 13 de mayo de 2008 4:47 COT
(Publicado originalmente el 30 de abril de 2008 en japonés y el 8 de mayo de 2008 en inglés)
Tsutomu Yamaguchi edita sus poemas tanka en su casa, el 25 de abril (Noriko Tokuno / © Mainichi Shimbun)
Caía una fría lluvia sobre Nagasaki el 3 de febrero, cuando Tsutomu Yamaguchi, de 92 años, recibió la noticia de la muerte de su amigo. Kuniyoshi Satō había fallecido meses atrás a la edad de 87 años. Los dos no se habían visto en 40 años.
Habían trabajado juntos como ingenieros en el astillero de las Industrias Pesadas Mitsubishi en Nagasaki. El 6 de agosto de 1945, ambos estaban en Hiroshima por negocios. Volvieron a Nagasaki y así se convirtieron en dobles hibakusha, víctimas de la bomba atómica dos veces.
La viuda de Satō, Tazuko, de 87 años, vive sola en la casa de la familia en Amakusa, prefectura de Kumamoto. Es un tranquilo paisaje montañoso, salpicado de campos de arroz. Después de la guerra, Satō regresó a Amakusa y trabajó para la alcaldía, hasta cuando alcanzó la edad de jubilación. Murió el año pasado de complicaciones causadas por la neumonía.
- Otoño 2007: Pasando el testigo de la paz
- Primavera 2007: “La guerra no terminará a menos que amemos a nuestro prójimo”
- Invierno 2007: “No odio a los Estados Unidos”
- Otoño 2006: Sobreviviendo milagrosamente los dos ataques nucleares
Cuando bombardearon Nagasaki, Satō se lanzó al mar y salió milagrosamente ileso. Pero después, dice Tazuko, "sufrió una baja de glóbulos blancos. Siempre decía, ‘la guerra no tiene sentido y la bomba atómica es espantosa’. Iba a hablar a las escuelas primarias sobre lo que él sufrió como hibakusha. Deseaba mucho hacer entender a la gente el valor de la paz".
En 2002, Yamaguchi publicó una colección de cerca de 400 de sus tanka (poemas cortos tradicionales japoneses) sobre los trágicos bombardeos. La tituló Ningen Ikada ("La balsa humana") y le envió una copia a Satō. La encontraron entre sus cosas. Dentro del libro había una postal de Yamaguchi: "No dejaste que la bomba te venciera, así que sigamos adelante juntos".
Yamaguchi cumplió 92 años el 16 de abril. Pensando en Satō dice "he vivido demasiado tiempo". No obstante, no hace mucho empezó a anotar en un cuaderno los pensamientos que habían inspirado Ningen Ikada. Se lo enviaría a un conocido, un universitario estadounidense, para traducirlo.
"El propio Satō, creo yo, quería dejar atrás un testimonio escrito", dice Yamaguchi. "Recordar la bomba es doloroso, pero esta es mi vida y debo seguir escribiendo hasta que me muera". En el cuaderno hay un poema para Satō: "Te zambulliste en el agua y escapaste de la bomba. ¡Que vivas por mucho tiempo, Kuniyoshi Satō!"
Compartieron el destino de ser doble hibakusha. Yamaguchi, sobreviviendo a su amigo más joven, está calladamente decidido a continuar con su misión de mantener vivo el recuerdo de la bomba.
El doble hibakusha Tsutomu Yamaguchi ha retratado la destrucción del bombardeo atómico en tanka, verso corto tradicional del Japón. Su hijo, que tenía seis meses de edad cuando bombardearon Nagasaki, falleció de cáncer en 2005. Desde entonces ha estado hablando acerca de sus experiencias como hibakusha en público. Su esperanza es transmitir el mensaje de la paz a las futuras generaciones.
Por Masami Miyashita, Mainichi Shimbun. Traducido del inglés, con apoyo en la versión en japonés, por Julián Ortega Martínez
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mircoles 6 de enero de 2010, 17:27 COT
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