Diálogos 2012-2013: eso no tiene remedio
Artículo destacadoPor Daniel Ramos
domingo 16 de diciembre de 2012 12:50 COT
Uno de los capítulos más vergonzosos del Caguán fue la intervención del entonces presidente del Grupo Santo Domingo, Andrés Obregón, cuando confesó que no le parecía nada justa la redistribución de la riqueza y que de hecho, si se repartiera la fortuna del Grupo, no alcanzaría ni para darle 40 dólares a cada colombiano. ¿De dónde sacó esa definición de redistribución de la riqueza? ¿Una tarde de mojitos en la plaza Santo Domingo de Cartagena con Plinio, Álvaro y Carlos Alberto? ¿El temor de la revolución cubana en Colombia? No hay que ser politólogo para comprender que a lo que se refería no era a redistribución de la riqueza sino a expropiación.
El caso es que si eso es lo que entiende la élite colombiana por redistribución de la riqueza vamos por muy mal camino y directo a un diálogo de sordos. La redistribución de la riqueza es algo mucho más sencillo: trabajo mejor remunerado, tasas impositivas más altas a los altos ingresos y fortalecimiento de la red de apoyo social para los más desfavorecidos, con el fin de que tengan oportunidades para mejorar su bienestar (a grandes líneas).
Pues bien, como de costumbre, en estas navidades se negocia el aumento del salario mínimo. Oh gran sorpresa, parece que este año tampoco se logrará un acuerdo con los representantes de los trabajadores y se fijará el incremento por decreto. Esto cuando el gobierno colombiano se vanagloria de lo bien que le está yendo a la economía colombiana: es el momento oportuno para redistribuir la riqueza mediante un aumento generoso del salario mínimo. Según los datos del DANE, los empresarios bien podrían permitírselo. Pero ni aún negociando un acuerdo con las Farc en La Habana el gobierno da muestras de que le preocupa mejorar las condiciones laborales de los millones de héroes colombianos que trabajan diariamente por un pírrico salario mínimo.
Si alguien tiene duda de cuán irrelevantes son las Farc en Colombia para tomar las grandes decisiones, ahí tienen el ejemplo perfecto: 50 años de guerra, 9.000 guerrilleros y no son capaces de influir en el incremento del 0,001% del salario mínimo. ¿Para qué vuelan tantos puentes y torres de energía? ¿para qué extosionan o secuestran? ¿qué logran en concreto con eso?
Pero el gobierno colombiano no lo hace mejor (con o sin guerrilla). En plena época de prosperidad económica y sigue peleándole cinco centavitos a la gran masa de trabajadores colombianos.
¿Qué interés tiene las Farc en entrar a hacer parte de este circo? Sigo sin comprenderlo: la experiencia de cuatro grupos guerrilleros desmovilizados en los últimos 20 años demuestra que son incapaces de construir fuerzas políticas alternativas que sobrevivan no solo el paso del tiempo sino el carácter clientelista y corrupto del actual sistema político colombiano. ¿Cuáles talentos ocultos tiene las Farc para consolidarse en esa fuerza tan esquiva al sistema político colombiano? Valdría la pena que Iván Márquez hablara un poco más de ello en lugar de estar exigiendo la revolución por decreto en una mesa en La Habana.
La negociación del salario mínimo es sintomática del estrecho margen de negociación del gobierno en La Habana: teniendo la oportunidad de oro de demostrar que está en capacidad de gobernar en beneficio de los colombianos, opta de nuevo por los intereses de los poderosos: ¿a qué se va a poder comprometer con las Farc? Todos los percances para hacer efectiva la Ley de Tierras demuestran cuán grande le queda el país al Estado colombiano. Si Reyes y Marulanda pensaron que Pastrana no tenía el poder suficiente para lograr un compromiso duradero, ¿qué estarán pensando Timo e Iván Márquez de Santos? Pero no nos llamemos a equivocaciones: la camarada Tanja Nijmeijer se pronuncia para solidarizarse con la causa palestina y, en plena negociación del salario mínimo, no se les escucha ni una sola palabra al respecto. Francamente, ¿en qué país es que vive las Farc? ¿qué es lo que quiere revolucionar? Estos diálogos no tienen futuro. O, contagiándonos del espíritu cubano, ya lo dijo la Orquesta Aragón: eso no tiene remedio.
mircoles 10 de abril de 2013, 03:36 COT
[…] anticipamos en una entrada anterior, las Farc siguen destapando nuevas cartas. A la aparente sencillez de los cinco puntos de la agenda […]