Sobre los correos plurales
Ética en InternetPor Huésped
mircoles 10 de mayo de 2006 20:28 COT
No sé si esto clasifique como cuestión "ética", sería ética como la de los comportamientos báscos elementales, como normas básicas de convivencia. Nada relacionado con una reflexión filosófica profunda, más bien un consejo que debería convertirse en una norma obligatoria.
Los correos plurales deben ser enviados siempre a la CCO (copia oculta) de tal manera que no se divulguen los correos electrónicos de todos los que lo reciben. Así se pueden cuidar un poco las direcciones de los cazadores de spam. Y en caso de querer ser bien correcto, debe preguntarse a los que lo reciben si quieren o no seguir recibiendo esos correos múltiples. Mucha gente no sabe de la existencia de esa posibilidad, y no saben que al difundir infinitamente una dirección de correo están divulgando una información que se quiere mantener privada.
lunes 7 de abril de 2008, 07:27 COT
Hola !Señor (a) salga las iglesia falsa. lea estos lectura con paciencia
, hay le mando la paginas de los Testigos de Jehová: ”
http://www.Watchtower.org ” http://www.jw.org ; para que la lea, si esta interesada (o) , hay dice
quiere un estudio biblica, a la derecha dijale que si, si pudo comunicaces
con los testigos de jehova, mandame un mensaje, para yo saber.
Un nuevo mundo, ¿llegará algún día?
EL 13 DE ABRIL DE 1991, George Bush, el entonces presidente de Estados Unidos, pronunció un discurso en Montgomery (Alabama, E.U.A.) titulado: “La perspectiva de un nuevo orden mundial”. En conclusión, dijo: “El nuevo mundo que tenemos ante nosotros […] es un mundo maravilloso por descubrir”.
Dos meses después, la revista The Bulletin of the Atomic Scientists mencionó que tras la caída de los regímenes comunistas en la Europa oriental, “parecía que nos encontrábamos a las puertas de un nuevo orden mundial basado en la paz, la justicia y la democracia”.
En 1993 se sigue hablando de un nuevo mundo. The New York Times informó en enero sobre un acuerdo para la reducción de las armas nucleares. El periódico señaló: “Eso pone a Estados Unidos y a Rusia ‘al umbral de un nuevo mundo de esperanza’, según las acertadas palabras del presidente Bush”.
Dos semanas después, el nuevo presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, proclamó lo siguiente en su discurso inaugural: “Hoy, cuando un viejo orden desaparece, el nuevo mundo es más libre, pero menos estable”. E incluso afirmó: “Este nuevo mundo ya ha enriquecido la vida de millones de estadounidenses”.
De modo que se ha hablado mucho de un nuevo mundo, un mundo diferente y mejor. Durante un período relativamente breve, se contaron 42 alusiones de George Bush a un “nuevo orden mundial” en declaraciones públicas.
Pero ¿son una novedad esos comentarios? ¿Se habían oído antes?
No son nada nuevo
mayo de 1919, justo después de la I Guerra Mundial, el Consejo Federal de las Iglesias de Cristo en América celebró una reunión en Cleveland (Ohio, E.U.A.), en la que se anunció ‘la perspectiva de un mundo nuevo y mejor’. Uno de los oradores afirmó: “Será un nuevo mundo en el que el principio de competencia habrá dejado paso al de asociación y compañerismo. Un nuevo mundo en el que el principio de unidad habrá reemplazado al de división […]. Un nuevo mundo en el que la hermandad y la amistad habrán desplazado todos los antagonismos, excepto la guerra contra el mal”.
¿Cómo creían las iglesias que vendría este nuevo mundo? ¿Por medio del gobierno del Reino de Dios prometido en la Biblia? No. Para hacer realidad ese nuevo mundo, contaban con una organización política. “Lo que hoy llamamos Sociedad de Naciones —dijo cierta autoridad eclesiástica— es una consecuencia indispensable e inevitable de todos nuestros esfuerzos y nuestra fe cristiana en el mundo.” Las autoridades eclesiásticas de aquella época hasta calificaron a la Sociedad de Naciones como “la expresión política del Reino de Dios en la Tierra”.
Por otra parte, un poderoso dirigente de Alemania, Adolfo Hitler, se opuso a la Sociedad de Naciones, y en los años treinta fundó el Tercer Reich de Alemania. Afirmaba que el Reich duraría mil años y lograría lo que la Biblia dice que solo el Reino de Dios puede lograr. “Estoy empezando con los jóvenes —dijo Hitler—. Con ellos puedo crear un nuevo mundo.”
hizo construir un estadio inmenso en Nuremberg para exhibir el poder nazi. Un detalle significativo es que se levantaron 144 columnas gigantescas sobre una plataforma de casi 300 metros de longitud. ¿Por qué 144? La Biblia menciona que 144.000 gobernarán con “el Cordero” Jesucristo y que su gobernación durará mil años. (Revelación 14:1; 20:4, 6.) Es obvio que no se levantaron precisamente 144 columnas en el estadio de Nuremberg por pura casualidad, pues está bien documentado que los funcionarios nazis usaban términos y simbolismos bíblicos.
¿En qué resultaron los esfuerzos de los hombres por llevar a cabo lo que, según la Biblia, solo el Reino de Dios podrá realizar?
Fracasan los esfuerzos humanos
La historia atestigua elocuentemente que la Sociedad de Naciones no fue capaz de introducir un nuevo mundo de paz. Aquella organización fracasó cuando las naciones se sumieron en la II Guerra Mundial. Además, después de solo doce años, el Tercer Reich quedó reducido a ruinas. Fue un fracaso total, una vergüenza para la familia humana.
En el transcurso de la historia humana, los esfuerzos por crear un nuevo mundo pacífico jamás han tenido éxito. “Todas las civilizaciones que han existido finalmente han caído —comentó Henry Kissinger, ex secretario de Estado de Estados Unidos—. La historia es una recopilación de esfuerzos que fracasaron, de aspiraciones que nunca se hicieron realidad.”
Entonces, ¿qué puede decirse del nuevo orden mundial del que tanto han alardeado últimamente los líderes mundiales? Los estallidos de violencia étnica han ridiculizado la misma idea de que haya un nuevo mundo de esta clase. Por ejemplo, el pasado 6 de marzo, el columnista William Pfaff dijo con sarcasmo: “El nuevo orden mundial ha llegado. Funciona bien y es nuevo de verdad: consagra la invasión, la agresión y la limpieza étnica como formas aceptables de conducta internacional”.
Los terribles conflictos y las atrocidades que han ocurrido desde la caída del comunismo son espantosos. Hasta George Bush reconoció poco antes de dejar su cargo en el mes de enero: “El nuevo mundo podría con el tiempo ser tan amenazador como el antiguo”.
¿Hay razón para tener esperanza?
¿Significa esto que la situación es desesperada? ¿Es la idea de un nuevo mundo tan solo un sueño ilusorio? Es obvio que el ser humano no ha podido crear un nuevo mundo. Ahora bien, ¿qué hay de la promesa del Creador? “Hay nuevos cielos y una nueva tierra que esperamos según [la] promesa de Dios”, contesta la Biblia. (2 Pedro 3:13.)
Los nuevos cielos que Dios promete son una nueva gobernación sobre la Tierra. Se trata del Reino de Dios, su gobierno celestial por el que Jesús enseñó a orar. (Mateo 6:9, 10.) Ese gobierno celestial estará compuesto de Jesucristo y 144.000 cogobernantes, y la nueva tierra será una nueva sociedad de personas. Sí, el ser humano vivirá en un glorioso nuevo mundo apoyando lealmente la gobernación de Dios.
El gobierno del Reino de Dios regirá sobre el prometido nuevo mundo. De modo que el nuevo mundo no será de creación humana. “El Reino de Dios no significa en modo alguno una acción emprendida por hombres ni un reino establecido por ellos —explica cierta enciclopedia bíblica—. El Reino es una acción divina, no un logro humano, ni siquiera el logro de cristianos dedicados.” (The Zondervan Pictorial Encyclopedia of the Bible.)
El bajo el Reino de Dios vendrá sin falta. Usted puede confiar en esta promesa porque quien la hace es “Dios, que no puede mentir”. (Tito 1:2.) Sírvase analizar la clase de mundo que será el nuevo mundo de Dios.