De Santa Marta a Bariloche: Áreas Protegidas en América Latina
Columnas > Eco-grafíasPor Germán A. Quimbayo
viernes 23 de noviembre de 2007 8:29 COT
Esta es una deuda que tenía con los lectores desde hace un mes y medio y que hasta ahora puedo saldar, porque el tema ameritaba su espacio en equinoXio. Resulta que planeaba viajar a Bariloche, Argentina, al II Congreso Latinoamericano de Parques Nacionales Naturales y otras Áreas Protegidas, que se llevó a cabo en dicha localidad del 30 de septiembre a 6 de octubre. Por algunos inconvenientes no estuve presente allá, sin embargo seguí de cerca lo sucedido.
De todas formas fui partícipe de una consulta previa a dicho evento realizada por el Comité Colombiano de la UICN y la Unidad Especial de Parques Nacionales Naturales de Colombia (UESPNN) sobre la gestión de áreas protegidas en la región en los últimos años (desde el primer Congreso llevado a cabo en Santa Marta en 1997 y de cara al de Bariloche 2007), en donde se indagó acerca de algunas tendencias incidentes, vigentes e incluso nuevas de gestión en las áreas protegidas, además de los avances de gestión multisectorial (gobierno, ONG, sector privado), oportunidades y desafíos, lecciones aprendidas, entre otras reflexiones. Producto de dicha consulta fue una publicación presentada durante el Congreso de Bariloche (ver documentos relacionados).
Revisemos brevemente que se observaba antes del Congreso de Bariloche bajo la óptica de un amplio grupo de conservacionistas y ambientalistas de la región consultados, acerca del estado de las áreas protegidas.
Tendencias de gestión en Áreas Protegidas
Antes del Congreso de Bariloche, para muchos de los consultados las tendencias de gestión ambiental que han permanecido en el último tiempo (1997-2007) en la región, se resumen en términos generales en los siguientes aspectos:
- Existen muchas limitaciones financieras de los sistemas de áreas protegidas para cumplir con las tareas y responsabilidades asignadas.
- Se ha propiciado una mayor participación del sector privado en el desarrollo económico y, en particular, la gestión de las áreas protegidas, especialmente a través del uso turístico y del uso sostenible de recursos naturales.
- Existe un mayor desarrollo y conocimiento sobre el manejo de la diversidad biológica presente en los ecosistemas terrestres en comparación con los ecosistemas marinos.
- Insuficiente atención en los países de la región a los sitios de patrimonio natural y cultural, especialmente donde ya se presentan graves amenazas que afectan su integridad.
- Se ha presentado una ampliación en el número de unidades de conservación y extensión de los sistemas de áreas protegidas, a lo cual contribuirán las iniciativas de la sociedad civil y del sector privado.
Como vemos, es un mosaico de posibles avances y obstáculos en cuanto a gestión de áreas protegidas que durante el ejercicio de consulta permitieron hacer visibles nuevas tendencias de gestión en áreas protegidas.
Nuevas tendencias
La consulta indagó sobre las nuevas tendencias que se pudieron identificar en la gestión de áreas protegidas. A nivel regional se han reconocido algunos avances como mayor participación social en la declaración y manejo de áreas protegidas y aumento significativo en las mismas. Lo más llamativo es que aumentó también el conocimiento de los efectos, impactos y riesgos que el cambio climático genera en la conservación de la biodiversidad en la región y en las áreas protegidas a su vez del manejo de áreas marino-costeras.
Sin embargo se ve también la otra cara de la moneda. Durante los últimos años la región también ha enfrentado una mayor presión sobre los recursos naturales de las áreas protegidas y un debilitamiento de la institucionalidad pública responsable de la gestión de áreas protegidas (tal y como ha sucedido en Colombia en el último tiempo) que se suma a una mayor participación en la gestión y financiación por recursos externos, lo que en el futuro podría generar problemas de gobernabilidad en dichas áreas.
Esto lo que ha hecho es sugerir que se propicie un debate público acerca del papel que desempeña la participación social en la conservación de áreas protegidas, teniendo en cuenta el contexto de vulnerabilidad social que vive el continente, pero a su vez de la amenaza de mega-proyectos de orden económico. Esto sin nombrar la injerencia de los pueblos indígenas, afrodescendientes y de población raizal en la conservación de las áreas protegidas.
Declaración de Bariloche 2007
Al parecer y por lo que han comentado conocidos y no tan conocidos, el Congreso llenó muchas de las expectativas que se tenían del evento. Interesante ver que en la declaración final se reconocieron muchos de los conflictos que amenazan actualmente a las áreas protegidas y su viabilidad como componentes para la conservación de la biodiversidad y la oportunidad de su goce para potenciar otro modelo distinto de desarrollo social y económico en términos de sustentabilidad.
Los participantes y asistentes destacaron, por ejemplo, que el turismo vinculado a las áreas protegidas, es un instrumento que puede contribuir a su conservación, por que no solo constituye una de las principales fuentes de financiamiento de las actividades de conservación en pro del mejoramiento de las economías regionales locales, sino que potencia el rol educativo y el acceso y conocimiento de las áreas protegidas a toda la sociedad para la sensibilización y reconocimiento del patrimonio ecológico que nos pertenece a todos, pero que tenemos la responsabilidad de conservar y hacer uso adecuado. Nada más apropiado cuando en Colombia el ecoturismo se ha entendido bajo una lógica de mercado y oferta de servicios, que no es compatible con las dinámicas complejas de las áreas protegidas.
De otro lado en la declaración final se manifestaron varios puntos, que ahora cito textualmente debido a la importancia que representan en este momento para el continente (la negrita es mía):
“Reconocemos el valor de las áreas protegidas como espacios de excelencia para la educación e interpretación ambiental.
Identificamos que en la última década las amenazas existentes a la integridad de las áreas protegidas se han intensificado, especialmente el avance de actividades agrícolas de gran escala (incluyendo la producción de agrocombustibles), la colonización ilegal de tierras, el tráfico ilegal de madera (tala) y otras especies invasoras de flora y fauna y la extensión de actividades mineras, petroleras y forestales no sostenibles así como de cultivos de uso ilícito en algunos países. En muchos casos estas amenazas se ven agudizadas por el surgimiento de iniciativas de infraestructura vial y energética que carecen de consideraciones ambientales adecuadas, así como por el incremento de la demanda de recursos naturales para el comercio internacional, lo cual las hace más vulnerables al cambio global.
Vemos con preocupación que el impacto del cambio climático, en forma de cambios en el régimen de temperatura y precipitación, así como las consecuentes variaciones en los patrones de distribución de biomas y especies, constituye una nueva amenaza para las áreas protegidas de Latinoamérica. Ante esta situación, es urgente desarrollar acciones que permitan identificar a diferentes escalas, la vulnerabilidad de las áreas protegidas al cambio climático y establecer medidas de mitigación y adaptación, especialmente en ecosistemas críticos y diseñar sistemas de indicadores y monitoreo particulares. Asimismo, el diseño de los Sistemas Nacionales de Áreas Protegidas deberá modificarse para permitir aumentar la resiliencia de los ecosistemas más frágiles y contribuir a reducir la vulnerabilidad de poblaciones que dependen directamente de los bienes y servicios ecosistémicos.
Identificamos que las áreas costeras y marinas están siendo sometidas a presiones cada vez mayores por usos como la pesca, el turismo y el desarrollo urbano. Hay áreas costeras y marinas de gran importancia ecológica que no reciben atención y gestión adecuada que las hacen más vulnerables”.
Finalmente los participantes y asistentes al evento reafirmaron la visión latinoamericana de las áreas protegidas acordada en el Congreso de Santa Marta, que aboga por valorar de forma patrimonial y vital las áreas protegidas en aras de propender a un modelo de desarrollo social y económico consecuente con el contexto del continente.
Algunas reflexiones finales
Definitivamente no basta con crear más áreas protegidas a diestra y siniestra sin que estas tengan una adecuada e integral gestión. Vuelven a surgir preguntas como ¿para qué y para quién se puede estar conservando? Dentro de esta reflexión cabe el aporte hecho por el uruguayo Eduardo Gudynas (ver documento relacionado), quien plantea que la naturaleza y el patrimonio ecológico de Latinoamérica se encuentran en medio de una "tormenta global" debido a la influencia del modelo económico que avasalla la región y que le pone valor de mercancía a la vida.
Definitivamente para el panorama actual de Colombia en estos tópicos son muy importantes los precedentes sentados en Bariloche 2007. La situación no pinta muy halagüeña. Poca inversión para el tema ambiental, falta de real voluntad política y un conflicto social que va para rato, hacen que no sólo las áreas declaradas oficialmente como el conjunto de Parques Nacionales Naturales (PNN) sino áreas que no han sido legalmente reconocidas pero que cuentan con igual importancia y que son sustento de toda nuestra sociedad, no dejen de ser vulnerables a caprichos políticos y coyunturas económicas.
Saludos.
sbado 24 de noviembre de 2007, 19:49 COT
Excelente resumen, Germán, y gracias por los documentos.
domingo 25 de noviembre de 2007, 11:09 COT
Julián:
Gracias a tí por valorar esta información. Un abrazo.
sbado 8 de diciembre de 2007, 13:07 COT
[…] más que de mitigación, hacia el cambio climático, tal y como se manifestó claramente en el pasado Congreso de Áreas Protegidas de Bariloche, Argentina. Delegados […]
mircoles 9 de enero de 2008, 11:03 COT
[…] final de los participantes al II Congreso Latinoamericano de Áreas Protegidas, se reconoció la implementación de los proyectos y cultivos industriales de agrocombustibles como una […]