Una marcha nutrida, cerrada, que coreaba con energía sus eslóganes, marchó por calles centrales de Londres, hoy al medio día, ante la mirada curiosa y desconcertada de transeúntes y turistas.

Pensé que seríamos trescientos. Por el camino recordé que en el Reino Unido vivimos más de 200 mil colombianos y rectifiqué la cifra. Seiscientos, digamos. Pero cuando llegamos al punto de encuentro, a pocas cuadras del Parlamento Británico y de la Plaza Trafalgar, tuve que abrir el ojo: éramos más de dos mil los colombianos que desfilamos contra las FARC. Y contra todo lo demás, para tener en cuenta las diversas intenciones.

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Al igual que en más de 150 de las principales ciudades del mundo, la estatua del Ángel de la Independencia, ubicada en una de las más bellas avenidas de la Ciudad de México, fue testigo de una manifestación pacífica. Un grupo de personas, estimado por la policía local entre 250 y 300 asistentes, en su mayoría de nacionalidad colombiana, no importando que el sol azteca de medio día caía a plomo, manifestaban su rechazo a las FARC. Niños con playeras con la consigna COLOMBIA SOY YO y mujeres de todas edades envueltas en su bandera nacional manifestaban su animadversión con frases como: NO MÁS VIOLENCIA, NO MÁS SECUESTROS, NO MÁS FARC.

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A pesar del poco eco en la prensa española, la concentración puede calificarse de éxito.

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[Fotos cortesía Noticentro Colombia]

Según informa Noticentro, más de 15.000 personas salieron a las calles de este municipio de Cundinamarca, ubicado al norte de Bogotá, para "para manifestar su rechazo a las FARC, a sus prácticas terroristas y criminales y manifestar el repudio a la abominable práctica del secuestro". Universidades como la de la Sabana y la Escuela de Ingeniería se sumaron a la jornada.

En medio de consignas como “Chávez, si tanto los querés, llevátelos pa’ vos, te encimamos a Piedad”, “El Pueblo Unido no quiere comunismo” y “Colombia unida por la libertad y la vida”, se desarrollaron las marchas en contra de las FARC y sus actos terroristas en la ciudad de Medellín. Entre los asistentes, la consigna más escuchada era “no más FARC”, lo que es expresión de la falta de apoyo a este grupo subversivo. Rigo, ciudadano sueco, y uno de los participantes en la marcha, afirma que le duele mucho lo que le pasa al pueblo colombiano; por un lado, considera que el presidente Uribe le miente al pueblo, aunque reconoce, que desde el gobierno sí se han buscado alternativas de solución a los problemas; añadiendo que Colombia es un país que cada vez se enferma más, pues no ha sido un pueblo unido que de manera colectiva se proponga acabar con esta problemática.

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Según Carolina Uribe de la Espriella, organizadora de la marcha en Bilbao, España, entre 275 y 300 personas ("¡aunque parecíamos mil!") se concentraron para rechazar a las FARC. La manifestación ocurrió en la Plaza del Teatro Arriaga la noche del lunes.

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De manera pacífica los colombianos y otros simpatizantes nos reunimos (no hubo marcha pues no se pidió autorización para ello) a las 18:00 (12:00 en Colombia) en las escaleras de la Bolsa. A ojo de buen cubero me atrevo a decir que asistimos unas 300 personas. Algunos lanzaron vivas a Uribe pero sus gritos no prosperaron.

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Muy a las 10 de la mañana comenzamos a concentrarnos en el consulado de Colombia en Miami, al principio un poco tímida la gente fue llegando con algunas pancartas, camisetas y banderas… y No se en que momento me vi rodeada de un sin fin de personas unidas en un solo Himno, en un solo sentir, en una misma razón. Rechazar los actos violentos, los secuestros y a los grupos al margen de la Ley. Vibraba la gente con un solo ideal y la piel se erizaba al ver tanta gente de tu tierra aun estando tan lejos, entonando canciones que nos recuerdan lo colombianos que somos y como nos duele ver sufrir el país.

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(Foto: John Jairo Bonilla / equinoXio)

Un torrente de esperanza se derramó por las arterias y rebosó el corazón de la ciudad. Un torrente blanco con pintas amarillas, azules y rojas que recorrieron más de diez kilómetros a paso sepulcral a pesar de las caras risueñas y festivas. Caminando en silencio casi siempre, con unos pocos focos de consignas, siempre las mismas y muy distintas a las que la izquierda retrógada y tercermundista tiene acostumbradas a las calles de esta ciudad que se sorprendió con el número de manifestantes y con la fe que brillaba en los rostros de hombres, mujeres, niños, niñas, ancianos, vidas por empezar que junto a madres de pasos lentos y decididos recorrieron un camino trazado para decirle al mundo que están hartos, que ya no quieren a esos que dicen luchar por el pueblo y que en la lucha lo golpean con inhumana crueldad; que ya es hora de volver a vivir libres de las cadenas del temor y la sangre.

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