Sunao Tsuboi superó sus rencores hacia EUA y asistió a un simposio en Washington D. C., donde pidió más investigación médica para las víctimas nucleares.

Decidido, Hiroshi Maruya cumplirá el último sueño de su gran amigo Sankichi Tōge: escribir una epopeya sobre la destrucción de Hiroshima en 1945.

A pesar de sus dolencias, el doctor Shuntarō Hida viajó a Hiroshima a hablar con estudiantes procedentes de Chicago.

A pesar de sus dolencias, Seikō Komatsu lucha de manera vehemente por el reconocimiento del gobierno como víctima de la bomba atómica de Hiroshima.

Los esposos Shimohira buscan que el gobierno japonés los reconozca de manera oficial como víctimas de la bomba atómica que destruyó Nagasaki.

La salud de Senji Yamaguchi, dirigente de la Confederación de Organizaciones de Víctimas de las Bombas Atómica y de Hidrógeno del Japón, cada día es peor. Pero aún así logra hablar, con sus últimas fuerzas, de lo ocurrido hace 62 años.

Un reencuentro se convierte en la luz del faro en la orilla para Sakue Shimohira, quien durante años se ha sentido nadando en un océano negro al ver cómo resurge la carrera armamentista nuclear.

Hiroshi Hara ha completado 2.000 dibujos del Domo de Hiroshima. En su lucha contra las armas nucleares, responsables de sus dolencias, piensa llegar al número 3.000.

Masahito Hirose, preocupado por difundir su mensaje, ha encontrado en los versos haiku y en una traducción al inglés en que trabaja la forma de propagarlo a las nuevas generaciones.

Un estudiante y un profesor han recogido los ideales pacifistas del fallecido doctor Tatsuichirō Akizuki. Para esposa, Sugako, las flores en su tumba son como los jóvenes que han asumido esa misión.