El pasado no perdona. ¿Y tú?
ConvitePor Julio Suárez Anturi
lunes 28 de agosto de 2006 0:08 COT

Recuerdo la cara de Frank Smith, en los Estados Unidos, cuando llegaron los policías de paisano y le dijeron que quedaba arrestado por su crimen cometido hacía 15 años, en Arkansas. Ahora de 65, Frank pidió que lo dejaran sentarse, sosegarse, beber un jugo de manzana y fumar un cigarrillo, antes de que le pusieran las esposas. Enfrentaba cadena perpetua.
En otro caso, el padrastro de la conocida actriz chilena María José Prieta acaba de ser declarado culpable de abuso sexual, cuando ella tenía 14 años. Ella ahora tiene 32, y él, un adinerado empresario, enfrenta al menos 5 años de prisión.
Günter Grass, premio Nobel de Literatura 1999, y mundialmente conocido por su poderosa novela El tambor de hojalata, confesó hace unos días que perteneció a las tenebrosas filas élite SS, que fueron el terror de los civiles durante el gobierno de Adolfo Hitler en la Alemania nazi, hasta 1945, cuando terminó la Segunda Guerra Mundial.
Grass se había convertido con el correr de los años, y particularmente después de ganar el Nobel, en una especie de autoridad moral en su país y fuera de él, y pudo haber admitido ese error del pasado cuando en una conferencia uno de los asistentes se suicidó. Era un ex combatiente nazi que "no soportaba más el peso de la culpa".

La primera reacción del Consejo judío alemán fue considerar aquella confesión de Günter Grass como, solamente, "una medida publicitaria para la obra". El Consejo judío alemán se refiere al libro Pelando la cebolla, que son las memorias del escritor, en las que revela que fue prisionero de las tropas estadounidenses. Y lo fue como militante, justamente, de las SS hitlerianas.
Pelando la cebolla debía salir a las librerías en septiembre, pero su aparición se adelantó por el revuelo que causó su confesión. Confesión que ocurre 60 años después de los acontecimientos.
En efecto, su paso por las SS ocurrió cuando tenía 17 años, de la misma manera que lo hicieron otros muchos jóvenes de esa época, quizás inocentemente.
De lo que se habla ahora en los diarios es del "oscuro pasado de Grass", de "la hipocresía de Grass", del "oportunismo de Grass para vender su último libro", y de que "el pasado no perdona".
Una abogada alemana dijo que "su obra literaria sigue siendo importante", un escenógrafo teatral comentó: "¡Qué sabes tú a los 17 años!", una empleada del metro anotó que "ahora no sabemos si tomar en serio todo lo que él ha dicho", un asesor de empresas dijo que a esas "nadie estaba en capacidad de elegir" y "creo que la discusión es innecesaria".

La situación de Günter Grass es la de enfrentarnos con nuestro pasado, volver a verle el rostro a ese episodio en nuestra vida del que jamás quisiéramos volver a saber. Este es el tema que queremos compartir contigo esta vez. Te invitamos a compartir tu opinión, o casos que conozcas, en los Comentarios, y también, si así lo sientes, escribir en forma de pequeño artículo, o un corto ensayo, y enviarlo a convite@equinoxio.org para publicarlo aquí(*) en este Convite, si desde la página principal haces clic sobre el título, o en Entrar al Convite.
¿Acaso no todos guardamos algo oculto del pasado? ¿Tenemos derecho a cambiar el rumbo de nuestras vidas a partir de los errores cometidos? ¿Es traición, no revelar un impasse, o quizás algo más grave, por ejemplo a tu esposa o a tu esposo? ¿Qué sanción debe acarrear? ¿Se puede perdonar? ¿Te has perdonado?
(*) A partir de ahora, el Convite será semanal. Entonces, por favor, pilas con hacernos llegar tus textos originales y firmados lo más pronto posible. Tendrán enlaces, referencias bibliográficas y fotos en jpg, si así lo consideras necesario. Desde luego, equinoXio se reserva el derecho de no publicarlo, si el texto es injurioso, de vocabulario soez, o atenta contra la honra de las demás personas.
lunes 28 de agosto de 2006, 07:47 COT
Las preguntas que nos lanzas desde este convite son muy buenas y todo un reto. Yo opino que lo que ha hecho este escritor es muy valiente. Se nota que está haciendo las paces con un pasado del cual se avergüenza y que tal vez no pudo evitar.
lunes 28 de agosto de 2006, 09:16 COT
Impecable manera de tentar la lengua del lector y generar una intersante discusión, en vista de lo cual anuncio la intervención de Sentido Común en este foro con algún parrafito…déjame tomar impulso.
lunes 28 de agosto de 2006, 19:23 COT
Günter Grass, en efecto, Álvaro, dijo que no soportaba más, y por eso decidió confesar su paso por las filas SS. Lo que le ocurre a un hombre, en esa dimensión, nos puede ocurrir a nosotros, quizás en otra escala. Entonces, ¿cómo juzgar sus actos? ¿Cómo juzgarnos a nosotros mismos? Hay una reflexión válida en todo esto. Abrazo.
Tentar la lengua, y un poco más, Sentido Común. A la espera, entonces, de tus siempre interesantes intervenciones. Abrazo.
martes 29 de agosto de 2006, 07:18 COT
Julio:
Lo que ocurre con Günter Grass me genera un doble sentimiento, por un lado admiración y respeto y por otro un gran signo de interrogación ¿Por qué buscó este momento para su confesión?.
Me habría gustado más si no existiera relación con la aparición de su último libro.
Tuya.
martes 29 de agosto de 2006, 13:06 COT
Creo que las personas pueden modificar su comportamiento. Tener una segunda oportunidad. Por esto, le creo a Günter Grass en su fase de 50 años de liberal, defensor de los derechos humanos, pese a eso que hizo siendo un adolescente. En cuanto al momento de decirlo, ocurrió que alguien filtró que, en alguna parte de “Pelando la cebolla” admitía ese pasado. Entonces, le tocó adelantársele a su propia novela. Habrá que leerla, en todo caso, cuando la podamos disponer en español. Beso.
viernes 1 de septiembre de 2006, 11:06 COT
dificil decision y mas si eres figura publica, pero demasiado tardia si de cargo de conciencia se trata…digo a mi parecer
viernes 1 de septiembre de 2006, 11:57 COT
Tu parecer es correcto, Superch, porque es difícil siendo una figura pública, es pesado tener durante tanto tiempo ese cargo de consciencia, y aunque parece tardío, recuerda que nunca es tarde para modificar el camino equivocado. ¿Será que durante todo ese tiempo le faltó el valor para confesarlo? Abrazo.
viernes 1 de septiembre de 2006, 17:01 COT
” es la de enfrentarnos con nuestro pasado, volver a verle el rostro a ese episodio en nuestra vida del que jamás quisiéramos volver a saber. ”
Creo que el rostro de ese pasado no nos deja ni un dia, al contrario es mejor no callarlo sino decirlo, para bien o para mal, y hay que ser valiente para hacerlo… pero asi deja de ser tan importante en nuestras propias vidas y solo le dejamos los juicios a los demas…
Imagino a este señor pensando siempre en lo sucedido, y no pudiendo vivir su vida totalmente… ojala todos hicieramos lo que el… y claro que tenemos derecho a cambiar el rumbo de nuestras vidas, de eso se trata la vida no ? aprender de los errores, que entre otras cosas cuando hicimos ese acto o accion no era un error era nuestra verdad…
Hay mas miedo a los demas que a nosotros mismos cuando decimos “Me equivoque” un abrazo
viernes 1 de septiembre de 2006, 20:50 COT
Es cierto que muchos dicen lo que señalas, de que “cuando hicimos ese acto o acción no era un error, era nuestra verdad”, pues en aquella época era un honor para un adolescente entrar a las SS, y fueron miles los jóvenes de su generación que lo hicieron. Pero también es verdad que hay algo dentro de nosotros que nos frena a decir ciertas verdades, porque a los ojos de los demás, y en la lengua de los demás, seremos despellejados. Aquí está el valor, de asimilar esto y seguir adelante, pese a esto. Abrazo.